Demasiado agresivos para el pop, pero demasiado blandos para el punk. Desde su aparición en 1987, Green Day siempre ha sido un motivo de enfrentamiento entre puristas del punk rock y adolescentes buscando pertenencia a través de la música.
Independientemente de estos lloriqueos, el trío californiano compuesto por Billie Joe Armstrong (voz principal y guitarra), Mike Dirnt (coros y bajo) y Tré Cool (percusión) tiene el mérito de haber sacudido corazones y cabezas de jóvenes que se han identificado con ese sentimiento de ser un basket case en un mundo decadente que aparece con frecuencia en sus canciones. Con una cola de éxitos en ventas e himnos que muchos aún pueden tararear con emoción, el renombre de Green Day no es tema de discusión.
Aunque siempre navegaron entre el sonido del punk rock, la penúltima apuesta de estudio de los muchachos fue “Father of All Motherf*ckers” (2020), que se atrevió a tocar una onda más garage con aires de glam. Por su falta de originalidad, exceso de clichés y 26 minutos de duración (que se sienten como Ghandi de Ben Kingsley) fue recibido con poco entusiasmo y puso a los fans a dudar sobre qué podrían seguir ofreciendo luego de tres décadas de trayectoria.
Dispuestos a recuperar el cariño del público y la crítica, la banda volvió a juntarse con Rob Cavallo, productor que trabajó con ellos en casi todos sus álbumes desde 1994 hasta el 2012, incluyendo sus trabajos insignia: “Dookie” (1994) y “American Idiot” (2004). Es así como el 19 de enero de 2024 su decimocuarto álbum titulado “Saviors” salió a la luz con la pretensión de retornar al Green Day clásico y así asegurar el éxito (aunque no es la primera vez que lo intentan). Sin embargo, realmente no fue difícil que este álbum sobresalga teniendo una vara tan baja durante los últimos doce años.
Saviors nos recuerda a la infancia, por el sonido y por las payasadas. Casi como Cepillin, el resto ya se lo saben...
En efecto, desde el inicio queda claro que este álbum es un remember del estilo y trayectoria de Green Day. Con la misma energía que hace 20 años, se pasean por temáticas diversas que van desde la decadencia del paraíso norteamericano, el abuso de alcohol y drogas, hasta dilemas personales sobre la nostalgia y la dificultad de soltar el pasado.
Pero lamentablemente mantener la intensidad del sonido o reinventar las burlas sobre la sociedad norteamericana no bastan para sostener este trabajo. La primera vez que lo escuché por completo quedé disgustado con el balance y la distribución de las quince canciones que componen este LP. Y es que, en términos de estructura, Saviors pierde la cohesión entre cada canción, pues comienza de forma explosiva y va perdiendo su rumbo con temas que confunden lo irreverente con lo absurdo o lo dramático con lo cursi.
Prueba de lo anterior es “The American Dream Is Killing Me”, el sencillo que da apertura al álbum con un aire que recuerda claramente a American Idiot. Una introducción agresiva y caótica en la que el trabajo instrumental de Dirnt y Tré Cool cautivan más que los vocales de Billie Joe Armstrong. La letra es un examen de la década presente desde una mirada cincuentona que no esconde bien su pensamiento boomer. Y para ser el comienzo, este track adelanta lo que será una constante a lo largo del álbum: canciones entretenidas, que brillan en algunas de sus cualidades, pero descuidan ciegamente otros de sus flancos.
Me parece importante mencionar el lado político del álbum, considerando los 37 años de actividad de la banda y los cincuenta y pico de vida de sus integrantes. Aunque ellos se han caracterizado por una imagen mordaz y crítica a lo largo de su carrera, hay que admitir que su postura nunca ha sido más que un intento de rebeldía juvenil. Y no está mal, Green Day hace música para diversión y la gente acude a ellos por esto mismo. No obstante, si a estas alturas de su carrera buscan criticar los males que atacan a su sociedad, esperaría que sus reflexiones sean consecuentes con su madurez, demostrando que no hace falta perder el ingenio para sostener un buen punto.
Con Saviors no sucede esto, las protestas que presenta son totalmente válidas y necesarias, pero no ven más allá de una furia ciega e irresponsable. SÍ, el sueño americano no existe, el racismo mata y las drogas tientan cuando la sociedad es indolente, pero el tratamiento de estas ideas se difumina en la trivialidad cuando mezclan manzanas y peras, por lo que sus letras terminan equiparando la maldad del Tiktok con los impuestos (The American Dream…) o protestando sobre el cambio generacional con un espíritu de anciano dad rocker (Living in the ‘20s).
Recalcaré que no todo tiene que ser serio o elaborado para funcionar. Hay canciones más punkis que aciertan al entretener, con un contenido simple, enérgico e irreverente. “Look Ma, No Brains!” es un tema pegajoso en el que el trío destaca individual y colectivamente para recordarnos que debemos ser responsables de nuestra propia estupidez. Con el mismo impulso, “Strange Days Are Here To Stay” consigue parchar sus rimas poco ingeniosas y las referencias random a la cultura pop con una melodía pegajosa y una letra cómica que insiste en comparar la vida de hoy con el ayer.
Un inconveniente persistente es el hecho de que Billie Joe Armstrong nunca ha sido muy hábil ni elocuente a la hora de escribir. Sí, es autor de piezas memorables y conmovedoras, pero su estilo no destaca seguido en cualidades como métrica o profundidad retórica. Por ejemplo, “One Eyed Bastard” parece ir por buen camino con un hard rock agresivo, una percusión detonadora, un riff memorable y un desempeño vocal que refuerza la actitud ruda de la canción, pero tiene una letra desabrida que transmite la misma energía del álbum interior. De la misma forma, “Corvette Summer” se resume, en temática y sonido, con la máxima: “el rock es cultura lml” y no agrega nada más allá de eso. En el extremo están “Coma City” que deja de ser divertida cuando le prestas atención a su lírica quejumbrosa, o “Saviors” y “Fancy Sauce” que sorprenden por el descaro de sus rimas de poco trabajadas que además cierran el álbum sin pena ni gloria.
Oigan, ¿y el bajo? En términos de producción, parece que la “mano de gato” que le echaron no fue lo suficientemente prolija. Creo que la apatía que sentí durante algunas canciones tuvo que ver mucho con la falta de protagonismo que tuvo este instrumento, pues habría sido genial encontrar un groove más vivo y característico como el de trabajos del pasado como “Holiday” o el mismísimo “American Idiot”.
Este LP palidece mayormente en su ejecución, ya que la banda pudo expresar mucho más de lo que presentó en contenido y forma. Puedo darles el mérito de que la experiencia cambió en cada ocasión que lo escuché y poco a poco llegué a apreciar algunas canciones que inicialmente me parecieron molestas (Dilemma). Pero dejando de lado el optimismo, esto evidencia una vez más la incapacidad de este “revival” enganchar orgánicamente la atención de viejos y nuevos oyentes.
¿El punk está muerto? Saviors no es precisamente una prueba para confirmarlo o negarlo. Pues, aunque se notan sus esfuerzos por retomar la esencia y rescatar el sonido sucio que acompañaba las letras burlescas en sus mejores años, algunos de sus intentos corren sin dirección mostrando que el fantasma de “Father of All…” aún los acecha.
En términos generales es un trabajo agridulce. Es un disco con una buena iniciativa, incorporando arreglos y mensajes llenos de nostalgia que, de haber sido explotados de la forma correcta, darían como resultado un homenaje más adulto y auténtico del estilo inconformista del Green Day noventero y dosmilero.
Parlantómetro
2.9 / 5
Saviors no rescatará la popularidad del trío, pero al menos la vengó después del infame LP que le precedió.
Canciones Favoritas:
Look Ma, No Brains!
Bobby Sox
Dilemma
Suzie Chasptick
Strange Days Are Here to Stay
Escucha WE DON'T TRUST YOU en:
Saviors (2024) es un trabajo de Green Day , propiedad de Green Day y Reprise Records
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos propietarios, fotógrafos y/o al/ a la artista/s representadx/s en ellas.
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